Guía para isópodos - Todos los tips para empezar
Introducción
Los isópodos terrestres, también conocidos como cochinillas de humedad, han ganado popularidad en los últimos años dentro del mundo del terrariofilia, la cría especializada y la gestión ecológica de microhábitats. Su capacidad para descomponer materia orgánica, airear el sustrato y participar activamente en el reciclaje de nutrientes los convierte en organismos clave dentro de los sistemas cerrados y bioactivos. Además, su variedad de morfologías y colores ha impulsado la selección genética y el desarrollo de nuevas líneas mediante cría selectiva.
No obstante, para mantener colonias saludables y sostenibles, es imprescindible comprender sus necesidades biológicas, los riesgos asociados a prácticas inadecuadas y los desafíos éticos y ambientales de su cría e intercambio. Esta guía aborda estos aspectos con profundidad, ofreciendo una base sólida para quienes deseen iniciarse o perfeccionar sus conocimientos en el cuidado responsable de isópodos terrestres.
Tamaño del terrario y ventilación
El tamaño del terrario es un aspecto clave a la hora de criar isópodos. Debe adaptarse tanto a la cantidad de ejemplares como a las necesidades específicas de la especie. Por ejemplo, en un recipiente pequeño, como una caja de zapatos, se pueden mantener entre 100 y 200 individuos de especies resistentes como Dairy Cow, Cylisticus murina o Armadillidium vulgare. En cambio, las especies más delicadas requieren menos densidad y más espacio por individuo.
Un terrario de 20x10x10 cm puede ser adecuado para alojar alrededor de 100 isópodos de especies comunes, pero esta medida no sirve para todos los casos. Cada especie tiene requerimientos distintos según su tamaño, comportamiento y entorno natural. Por eso, lo ideal es informarse bien sobre las condiciones que necesita la especie que vas a criar. Consultar con otros criadores experimentados también puede ser muy útil.
La ventilación es otro punto fundamental. Un buen flujo de aire dentro del terrario ayuda a mantener la humedad en niveles adecuados, evita que el aire se estanque y facilita el intercambio de gases. Para controlar la humedad, se recomienda usar un higrómetro. Esto no solo mejora la calidad del ambiente, sino que también previene la aparición de moho y otros problemas relacionados con una mala ventilación.
Higrómetro, temperatura y humedad.
Contar con un higrómetro es muy útil para controlar las condiciones del terrario. Algunos modelos, como el higrómetro de Xiaomi, permiten medir tanto la humedad como la temperatura con bastante precisión. Esto facilita mantener un ambiente adecuado para el desarrollo y bienestar de los isópodos.
Temperatura
La temperatura ideal para la mayoría de las especies se encuentra entre los 28 y 29 °C. En este rango, los isópodos se reproducen con rapidez y se mantienen activos. Si la temperatura sube a 31 °C, podrías empezar a notar algunas bajas. Por el contrario, si desciende a 23–25 °C, la reproducción se ralentiza y puede tardar un mes más en producirse. A temperaturas más bajas, entre 16 y 20 °C, la reproducción se reduce aún más, a unos tres meses. Y si la temperatura cae hasta los 10 °C, los isópodos entran en estado de hibernación.
Humedad
Para los isópodos, lo ideal es que el terrario mantenga una humedad de 80 % a 90 %, siempre con una buena ventilación. Si la humedad supera el 90 %, conviene aumentar la ventilación para evitar problemas como moho o falta de oxígeno.
Regar el terrario eleva los niveles de humedad, así que debes ajustar la cantidad de agua según el rango que necesites. Una forma sencilla de controlar el exceso de humedad es añadir más orificios de ventilación.
También es importante mantener el musgo sphagnum siempre húmedo, ya que ayuda a estabilizar la humedad. En cuanto al sustrato, lo habitual es que se mantenga constantemente húmedo, sin llegar a secarse en ningún punto.
Por último, recuerda que cada especie de isópodo puede tener necesidades distintas, así que infórmate bien sobre sus preferencias específicas para ofrecerles las mejores condiciones posibles.
Corteza de corcho y musgo de sphagnum seco
Corteza de corcho
La corteza de corcho es un elemento esencial en el terrario, ya que proporciona refugios donde los isópodos pueden esconderse y sentirse seguros. Si usas corteza plana, lo ideal es colocarla con la parte más oscura y rugosa hacia abajo, en contacto con el sustrato. Esta textura ofrece una mejor superficie para que los isópodos trepen y se oculten.
También puedes usar corteza curvada. Estas piezas suelen venir en forma de tubo, pero se pueden cortar fácilmente en tres tiras largas. Gracias a su forma arqueada, funcionan muy bien como túneles o cuevas, ofreciendo múltiples escondites dentro del recinto.
Musgo sphagnum
El musgo sphagnum seco es otro componente muy útil, ya que ayuda a mantener la humedad en el terrario. Esto es especialmente importante para los isópodos, que respiran a través de branquias ubicadas cerca del extremo posterior de su cuerpo. Estas branquias necesitan estar húmedas para funcionar correctamente, y el musgo les proporciona ese microambiente húmedo ideal.
Normalmente, se coloca musgo sphagnum en un lateral del terrario, ocupando aproximadamente un 20 % del espacio total. Así, los isópodos pueden acercarse a él cuando necesiten más humedad. Se recomienda utilizar musgo sphagnum chileno, ya que es más denso y retiene mejor la humedad que otras variedades.
Sustrato, ciclo del nitrógeno y control del amoníaco
Elección del sustrato
Para mantener isópodos, puedes usar fibra de coco con tierra para macetas o compost de turba como base del sustrato. Lo ideal es mantener una profundidad de sustrato de 3 a 4 cm, suficiente para que los isópodos se entierren y desarrollen sus actividades naturales.
Ciclo del nitrógeno y niveles de amoníaco
El proceso de preparación del sustrato se parece al "ciclado" en la acuariofilia. Al comenzar con un sustrato nuevo, es común que se acumulen niveles peligrosos de amoníaco, que pueden superar las 3 ppm. Para evitar daños a los isópodos, es necesario permitir que se establezcan bacterias nitrificantes, las cuales transforman el amoníaco en nitrito (NO₂) y luego en nitrato (NO₃), menos tóxicos. Este proceso puede durar alrededor de un mes.
Durante este tiempo, puedes controlar el progreso del ciclado con dos métodos:
Método A: Observar el tipo de moho
El tipo de moho que aparece en el sustrato puede dar pistas sobre los niveles de amoníaco:
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Moho blanco (algodonoso): el sustrato es muy reciente (menos de una semana). Niveles de amoníaco aún altos, superiores a 3 ppm.
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Moho verde: indica que el amoníaco ha bajado a unos 1,5 ppm. El ciclado está a medio camino.
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Moho naranja o amarillo: los niveles han bajado a menos de 0,5 ppm. Ya es seguro introducir isópodos, pero en pequeñas cantidades.
📌 Para un recinto del tamaño de una caja de zapatos, se recomienda empezar con solo 10 a 12 isópodos.
Nota: Este método puede variar si usas sustratos con aditivos, como fibra de coco.
Método B: Uso de un kit de prueba de amoníaco
Si prefieres un método más preciso, puedes usar un kit de prueba de amoníaco. Aquí te explico cómo hacerlo:
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Toma 5 ml de sustrato.
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Añade 10 ml de agua limpia y agita bien.
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Deja que los residuos se depositen.
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Extrae 5 ml del agua clara de la superficie.
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Realiza la prueba con ese agua.
🔁 Importante: multiplica el resultado por 2, ya que hiciste una dilución con 10 ml en vez de los 5 ml que suelen usar los kits.
Mientras los niveles de amoníaco sean detectables, no introduzcas isópodos en el recinto.
Consejos para un ciclado más controlado
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Puedes preparar el sustrato en un recipiente separado antes de usarlo en el terrario principal.
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Añade tierra y agua, con ventilación mínima, y deja que se cicle durante un mes.
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Una vez transferido al recinto definitivo, espera 3 o 4 días más antes de introducir a los isópodos.
Piedra caliza y fuentes de calcio en el recinto
¿Es necesaria la piedra caliza?
Tradicionalmente, muchos criadores de Cubaris han incluido piedra caliza en sus recintos. Sin embargo, nuestras pruebas indican que la piedra caliza no es estrictamente necesaria para el bienestar de los isópodos.
Su principal función en el recinto es térmica, actuando como una superficie fresca dentro de ambientes húmedos. Gracias a su capacidad de mantenerse a una temperatura más baja, la piedra caliza ayuda a los isópodos a regular su temperatura corporal cuando el entorno se vuelve demasiado cálido.
⚠️ Evita manipular isópodos por períodos prolongados. Nuestra temperatura corporal (alrededor de 37 °C) es demasiado alta para ellos y puede causarles estrés térmico.
Calcio y desarrollo del exoesqueleto
Los isópodos requieren calcio para formar un exoesqueleto saludable. Una deficiencia de calcio puede provocar canibalismo, ya que los individuos buscarán obtenerlo a partir de sus compañeros.
Las jibias (caparazones de sepia) y otras fuentes sólidas de calcio son altamente recomendadas, ya que:
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Proporcionan una fuente estable y continua de calcio.
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No alteran la humedad ni el equilibrio del sustrato.
Por el contrario, el calcio en polvo puede presentar inconvenientes:
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Tiende a aglomerarse al contacto con la humedad.
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Puede resecar el sustrato si se usa en exceso.
✅ Se recomienda utilizar calcio en polvo con moderación y control de la dosis, o preferir fuentes sólidas como la jibia para evitar alteraciones en el microambiente.
Clasificación y características principales de los isópodos terrestres
Los isópodos terrestres pueden clasificarse en tres grupos principales, cada uno con características específicas en cuanto a dificultad de cría, velocidad de reproducción, crecimiento y longevidad:
A) Armadillidium
Este grupo es ideal para principiantes debido a su resistencia y facilidad de mantenimiento.
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Robustez: Alta. Toleran bien variaciones moderadas en humedad y temperatura.
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Reproducción: Rápida, aunque el ritmo de crecimiento de las crías es más lento.
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Comportamiento: Voraces y activos, especialmente en presencia de materia vegetal en descomposición.
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Recomendado para: Iniciarse en la cría de isópodos sin requerimientos ambientales estrictos.
B) Porcellio
Incluye una gran diversidad de especies, algunas sencillas de mantener y otras mucho más exigentes.
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Variedad de especies: Amplia. Desde especies fáciles como Porcellio laevis "Dairy Cow", hasta especies avanzadas como Porcellio expansus y Porcellio bolivari.
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Reproducción y crecimiento: Rápidos. A temperaturas óptimas (~28 °C), las crías pueden alcanzar la madurez en aproximadamente 45 días.
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Esperanza de vida: Más corta que la de Armadillidium. Las hembras suelen tener 2 a 3 partos antes de morir.
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Nivel de dificultad: Intermedio a avanzado, dependiendo de la especie.
C) Cubaris
Considerado el grupo más exigente en cuanto a mantenimiento y reproducción.
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Sensibilidad: Alta. Requiere un microhábitat bien controlado en términos de humedad, ventilación, temperatura y calidad del sustrato.
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Tamaño y reproducción: Las crías son pequeñas y su desarrollo es notablemente lento.
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Nivel de dificultad: Alto. Se recomienda adquirir experiencia previa con Armadillidium y Porcellio antes de mantener especies de este género.
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Ejemplos populares: Cubaris murina, Cubaris sp. "Panda King", Cubaris sp. "Rubber Ducky".
Plagas y convivientes en colonias de isópodos
En los entornos controlados donde se crían isópodos, es común la aparición tanto de especies perjudiciales como de cohabitantes beneficiosos. Identificar correctamente cada tipo de organismo es esencial para mantener un ecosistema saludable y funcional.
🛑 Plagas: organismos que representan un riesgo para los isópodos
A) Caracoles
Algunas especies de caracoles pueden depredar isópodos recién mudados o juveniles, particularmente atacando su exoesqueleto para obtener calcio. Su estrategia de alimentación se basa en una presión constante y presencia numérica elevada.
B) Lombrices de tierra
Las lombrices, especialmente las africanas (Eudrilus eugeniae y similares), pueden ingerir crías de isópodo. No obstante, algunas especies como las lombrices azules malayas pueden cohabitar sin grandes conflictos y, en ciertos casos, se utilizan como control natural de población.
C) Arañas
Aunque no atacan directamente a los isópodos, las arañas construyen telarañas funcionales para atrapar pequeños insectos como mosquitos o colémbolos. Los isópodos pueden quedar atrapados de forma accidental y morir como presa colateral.
D) Gusanos planos (Planarias)
Son depredadores activos de crías. Se desplazan por el suelo en busca de presas y pueden tener un impacto severo si no se controlan.
E) Ácaros parásitos
Aunque la mayoría de los ácaros son inofensivos o beneficiosos, existen especies parasitarias, de movimiento lento, que se refugian bajo corteza o piedra caliza. Inicialmente consumen restos orgánicos, pero con el tiempo comienzan a alimentarse directamente de isópodos, especialmente de juveniles.
F) Mosquitos (larvas)
Las larvas de mosquito pueden proliferar si hay exceso de humedad y materia orgánica no degradada. Se alimentan de restos de comida (como alimento para peces), y su presencia indica un hábitat mal ciclado.
Recomendación: reducir la humedad en la zona de alimentación y usar gránulos de Bacillus thuringiensis israelensis (BTI) en el riego, ya que no afectan a los isópodos.
✅ Convivientes: organismos beneficiosos o neutrales
A) Colémbolos
Organismos detritívoros que controlan el crecimiento de moho y eliminan residuos orgánicos. Sin embargo, su sobrepoblación puede atraer ácaros depredadores. Para criadores novatos, se recomienda no introducir colémbolos hasta que el sustrato esté bien ciclado.
B) Ácaros depredadores
Se alimentan de colémbolos y otros microartrópodos. Son de actividad nocturna y se refugian en el sustrato durante el día. Su presencia suele ser indicativa de un ecosistema en equilibrio o en fase de regulación biológica.
C) Milpiés (Diplópodos)
Los pequeños milpiés coexisten sin problemas con los isópodos. Son detritívoros especializados en materia vegetal en descomposición y contribuyen a la fragmentación del sustrato.
D) Ciempiés (Quilópodos)
En este tipo de hábitats suelen encontrarse especies muy pequeñas que, hasta la fecha, no han mostrado comportamiento depredador hacia los isópodos.
pH del agua y uso de agua del grifo
El pH del agua utilizada en los recintos es un factor clave en la salud y desarrollo de los isópodos. Estas especies muestran un mejor rendimiento en ambientes ligeramente alcalinos, con un rango de pH ideal entre 8.0 y 8.5.
Aunque muchos criadores emplean con éxito agua del grifo sin tratar, es importante tener en cuenta las particularidades locales:
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En áreas urbanas, el agua del grifo suele tener un pH relativamente neutro o ligeramente alcalino debido a procesos de tratamiento municipal.
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En zonas rurales o viviendas con pozos o sistemas autónomos, el pH puede variar considerablemente. En algunos casos, puede ser ácido (pH < 7.0), lo que representa un riesgo para la estabilidad de la colonia.
La exposición prolongada a agua con pH bajo puede afectar la calcificación del exoesqueleto y alterar el equilibrio microbiano del sustrato, provocando una disminución progresiva de la población.
Recomendaciones prácticas
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Utiliza agua hervida y reposada durante al menos 12 horas para eliminar cloro y cloraminas.
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Mide el pH del agua del grifo si no conoces su composición, especialmente si experimentas muertes inexplicables o bajo crecimiento.
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Si el pH es bajo, puedes elevarlo de forma segura con:
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Fragmentos de coral triturado, conchas de ostra, o
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Piedra caliza, que además puede actuar como punto de enfriamiento (ver sección correspondiente).
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Aditivos comerciales para acuarios de agua dura (usados con precaución).
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Alimentación de isópodos: equilibrio nutricional y reproducción
Una dieta adecuada es fundamental para el desarrollo, longevidad y éxito reproductivo de las colonias de isópodos. La alimentación debe basarse en una combinación equilibrada de proteína cárnica, materia vegetal fresca y suplementación específica, como el betacaroteno.
A) Proteína cárnica
La proteína animal es esencial para la formación del exoesqueleto, el desarrollo de tejidos blandos y el éxito reproductivo, especialmente en hembras.
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Fuentes recomendadas:
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Alimento para peces (tipo pellet o escamas)
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Pescado seco sin sal (por ejemplo, bacalao previamente lavado)
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Pienso de insectívoros o reptiles (con alto contenido proteico)
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Estas fuentes deben presentarse en pequeñas cantidades y retirarse si no son consumidas en 24–36 horas, para evitar la proliferación de larvas de mosquito o ácaros.
B) Verduras y hortalizas
Los isópodos consumen materia vegetal blanda con facilidad. Las verduras no solo aportan humedad y fibra, sino también micronutrientes y compuestos bioactivos.
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Ejemplos de vegetales adecuados:
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Calabacín
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Guisantes
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Hojas de Bauhinia (Bauhinia sp.), conocidas por su alto contenido en minerales
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Pepino, acelga, zanahoria, espinaca (en cantidades moderadas)
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Es recomendable variar las fuentes vegetales para cubrir un mayor espectro nutricional y evitar deficiencias.
C) Suplementación con betacaroteno
El betacaroteno no solo mejora la coloración de muchas especies ornamentales, sino que también fortalece el sistema inmunológico y puede influir positivamente en la fecundidad.
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Forma recomendada: Betacaroteno en polvo (disponible en plataformas como Taobao, Amazon, etc.)
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Forma a evitar: Cápsulas en base oleosa, ya que los isópodos no pueden procesar eficientemente los lípidos concentrados y pueden contaminar el sustrato.
D) Frecuencia y cantidad de alimentación
La comida debe proporcionarse en cantidad moderada, suficiente para ser consumida en un plazo de 24 a 36 horas. El exceso de alimento:
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Favorece la proliferación de larvas de mosquito
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Aumenta el riesgo de aparición de ácaros y hongos
Observación reproductiva (caso práctico)
En una colonia de isópodos azul limón, alimentada exclusivamente con vegetales, se observó un crecimiento de 6 a 60 individuos, pero con una desproporción notable de sexos (57 machos y solo 3 hembras). Al modificar la dieta a un 50 % de proteína cárnica y 50 % de vegetales, la proporción sexual se equilibró notablemente, indicando que la presencia de proteína animal es determinante para el éxito reproductivo de las hembras.
Mantenimiento y gestión ambiental de colonias de isópodos
El mantenimiento regular es esencial para garantizar un entorno estable, saludable y propicio para la reproducción de los isópodos. Las labores de cuidado se centran principalmente en el control de la humedad, la alimentación y el monitoreo del sustrato.
A) Frecuencia de mantenimiento
El ciclo básico de mantenimiento debe realizarse cada 2 a 3 días, ajustando según factores como:
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Temperatura ambiente (a mayor temperatura, mayor evaporación)
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Nivel de ventilación (sistemas con buena ventilación requerirán mayor frecuencia de riego)
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Especie de isópodo (algunas, como Cubaris, requieren mayor humedad y estabilidad)
B) Hidratación
La humedad es crítica, tanto para la respiración como para la muda.
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Método recomendado: Rociado de agua con pulverizador fino sobre el sustrato (no sobre los isópodos directamente)
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Frecuencia orientativa: Cada 2 días en sistemas ventilados; hasta cada 3 o 4 días en sistemas cerrados o de alta humedad
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Zonas diferenciadas: Es aconsejable mantener una zona más húmeda y otra más seca dentro del hábitat para que los isópodos autorregulen su exposición
C) Alimentación
Revisar y reponer la alimentación conforme a las pautas descritas. Todo resto que no se consuma en 24–36 horas debe ser retirado para evitar proliferación de plagas o acumulación de materia en descomposición.
D) Detección de desequilibrio ambiental
Una señal crítica de mal mantenimiento es la mortalidad generalizada que afecta a ejemplares de todas las edades (adultos, subadultos y crías). Este fenómeno suele indicar:
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Acumulación de compuestos tóxicos en el sustrato, especialmente amoníaco procedente de la descomposición de materia orgánica y excrementos.
Medidas correctivas:
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Cambio parcial del sustrato (retirar al menos el 30–50 %)
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Aumentar temporalmente la ventilación
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Reducir la alimentación durante 48–72 horas
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Evaluar la carga de población en el espacio disponible
Captura salvaje vs. cría en cautiverio
La procedencia de los isópodos influye significativamente en su supervivencia, adaptación y reproducción. En el contexto de países con restricciones como Singapur, donde la importación de isópodos está prohibida, es especialmente importante comprender las diferencias entre ejemplares capturados en estado silvestre y aquellos criados en cautividad.
A) Isópodos capturados en estado silvestre (Wild caught)
Estos ejemplares provienen directamente de su entorno natural, generalmente recolectados de forma intensiva por terceros.
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Tasa de mortalidad elevada: Solo entre 3 y 5 de cada 10 individuos capturados logran sobrevivir tras el proceso de captura, almacenamiento y transporte.
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Causas principales de mortalidad:
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Condiciones inadecuadas de almacenamiento: Exceso de densidad y falta de renovación de aire.
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Estrés fisiológico por captura y manipulación.
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Exposición al amoníaco: En estudios observacionales, se ha comprobado que 10 isópodos en un contenedor cerrado pueden elevar la concentración de amoníaco a 3 ppm en 24 horas, nivel que daña branquias y órganos internos.
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Desequilibrio de sexos: Los ejemplares supervivientes presentan con frecuencia mayoría de machos, ya que las hembras son más sensibles al estrés y al deterioro de las condiciones.
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Adaptación complicada: Su transición a un entorno artificial suele ser difícil, tanto por diferencias en microhábitat como en alimentación.
B) Isópodos criados en cautividad (Captive bred)
Provenientes de líneas reproductivas establecidas en condiciones controladas, los isópodos criados en cautividad presentan múltiples ventajas:
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Alta tasa de supervivencia durante el transporte y aclimatación.
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Mejor adaptación a la dieta, la humedad y los ciclos de luz artificial.
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Menor riesgo sanitario, ya que suelen estar libres de parásitos o patógenos externos.
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Disponibilidad local: En muchas regiones existen cuidadores y criadores que ofrecen ejemplares ya adaptados, además de asesoramiento y soporte específico para cada especie.
Recomendación
Para criadores principiantes o intermedios, se recomienda encarecidamente optar por ejemplares criados en cautividad, especialmente de proveedores locales. Esta elección no solo mejora las probabilidades de éxito en la cría, sino que también apoya prácticas responsables y sostenibles.
Uso y finalidad de los isópodos
Los isópodos desempeñan un papel fundamental en los ecosistemas cerrados y en la gestión sostenible de residuos orgánicos, gracias a su comportamiento detritívoro y a su capacidad reproductiva.
1. Descomponedores eficientes
Gracias a su metabolismo acelerado y hábitos alimentarios oportunistas, los isópodos pueden ser más eficaces que las lombrices de tierra en la descomposición de materia orgánica. Son especialmente eficientes en la fragmentación y reciclaje de hojas secas, madera en descomposición y residuos vegetales blandos.
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Velocidad de consumo elevada
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Capacidad para descomponer materiales parcialmente lignificados
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Mayor tolerancia a variaciones en humedad y temperatura
2. Fertilizante natural
El sustrato utilizado por los isópodos puede reutilizarse directamente como fertilizante orgánico o medio de cultivo. Este sustrato se enriquece con:
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Compuestos nitrogenados, en concentraciones superiores a las de sustratos utilizados por lombrices.
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Micronutrientes derivados de restos de quitina y exoesqueletos mudados.
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Microbiota beneficiosa que mejora la estructura del suelo.
3. Mantenimiento ecológico en terrarios/vivarios
Los isópodos son empleados comúnmente como parte del "equipo de limpieza" o clean-up crew en entornos cerrados con reptiles, anfibios o plantas tropicales:
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Consumen excrementos animales, restos de comida no ingerida y hojas muertas.
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Airean la capa superficial del sustrato, lo que reduce compactaciones y mejora la oxigenación radicular.
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Previenen la acumulación de moho, especialmente si cohabitan con colémbolos.
4. Uso como fuente alimenticia
Aunque poseen un alto contenido de calcio, los isópodos presentan un bajo contenido proteico, lo que los hace menos atractivos como presa principal en dietas animales.
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Pueden ofrecerse como suplemento ocasional para algunas especies de anfibios o reptiles pequeños.
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Su dureza y bajo valor nutricional limitan su uso como fuente exclusiva de alimento.
5. Seguridad y compatibilidad
Los isópodos no representan un riesgo para otras mascotas, ya que no son agresivos ni transmisores conocidos de enfermedades zoonóticas. Son compatibles con la mayoría de especies que habitan en terrarios tropicales o templados.
Viaje al extranjero y cómo garantizar la supervivencia de los isópodos.
El transporte internacional de isópodos representa un desafío logístico que exige condiciones específicas para minimizar el estrés fisiológico y garantizar la viabilidad de los ejemplares durante el trayecto. A continuación, se presentan las principales medidas recomendadas:
1. Preparación previa al envío
Un periodo de acondicionamiento previo de al menos 2 a 3 semanas permite que los isópodos acumulen reservas energéticas y desarrollen mayor resistencia al estrés:
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Dieta rica y balanceada: Aumentar la proporción de proteína animal (p. ej., alimento para peces o pescado seco sin sal) y verduras frescas.
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Aporte adicional de betacaroteno: Favorece el estado inmunológico y el metabolismo general.
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Ambiente con temperatura estable y adecuada ventilación, idealmente con control mediante aire acondicionado si la región es cálida.
2. Preparación del contenedor de viaje
Durante el transporte, es fundamental reducir los factores de riesgo asociados a la deshidratación, acumulación de amoníaco y sobrecalentamiento:
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Fuente de humedad: Colocar perlas de agua (cristales de polímero hidratado) sobre musgo sphagnum para mantener un nivel de humedad constante y seguro sin encharcamientos.
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Reducción de ventilación: Limitar la cantidad de orificios de ventilación permite conservar la humedad interna y ralentiza la evaporación. Sin embargo, se debe mantener una ventilación mínima pasiva para evitar acumulación de CO₂.
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Aislamiento térmico: Utilizar cajas térmicas de poliestireno expandido o envoltorios reflectantes si se anticipan cambios bruscos de temperatura durante el trayecto.
3. Evaluación previa mediante prueba piloto
Antes de proceder con el envío real, se recomienda realizar un ensayo de simulación de viaje con una pequeña muestra:
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Reproducir las condiciones de transporte durante un periodo similar al estimado del envío.
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Evaluar la supervivencia, movilidad y comportamiento tras el ensayo.
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Ajustar humedad, ventilación o densidad poblacional en función de los resultados obtenidos.
4. Consideraciones adicionales
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No sobrepoblar el contenedor: Se ha demostrado que 10 isópodos pueden elevar los niveles de amoníaco a 3 ppm en 24 horas, lo cual puede dañar sus branquias.
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Empaquetado en menos de 24 h antes del envío: Esta es una práctica estándar entre criadores experimentados para minimizar la exposición al amoníaco acumulado.
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Evitar sobresaltos térmicos: En viajes largos o si se atraviesan zonas con climas extremos, puede considerarse el uso de paquetes de gel frío o bolsas térmicas.
Números abrumadores y control de la sobrepoblación
l crecimiento poblacional excesivo de isópodos en cautividad puede representar un problema logístico y ecológico si no se gestiona adecuadamente. A continuación se describen métodos éticos y sostenibles para el control de poblaciones:
1. Redistribución responsable
Una opción prioritaria consiste en compartir, intercambiar o donar ejemplares excedentes a otros cuidadores, especialmente a principiantes que estén comenzando en la afición. Esta práctica fomenta la cooperación comunitaria y promueve la cría responsable.
2. Sacrificio ético y aprovechamiento
En caso de no poder redistribuir, se puede recurrir al sacrificio mediante congelación, considerado un método ético y de bajo estrés:
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Colocar los isópodos en un recipiente con ventilación mínima.
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Introducir el recipiente en el congelador, donde perecerán en un plazo de hasta 24 horas.
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Posteriormente, los cuerpos pueden utilizarse como:
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Fuente de proteína para otros isópodos u organismos detritívoros.
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Fertilizante orgánico rico en calcio y nitrógeno para plantas.
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3. Reducción del estímulo reproductivo
Disminuir el ritmo reproductivo puede lograrse ajustando ciertos factores ambientales:
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Reducir la disponibilidad de alimento y agua, limitando las condiciones ideales para la reproducción.
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Mantener temperaturas más bajas dentro del rango de tolerancia de la especie.
4. Introducción de competidores naturales
Se puede añadir una población controlada de lombrices africanas (Eudrilus eugeniae) al sistema:
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Compiten por recursos y oxigenan el sustrato.
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Consumen restos orgánicos y materia fecal, ayudando a limitar la proliferación isópoda sin comprometer la salud del sistema.
5. Advertencia ambiental: nunca liberar en la naturaleza
Es absolutamente crítico no liberar isópodos en entornos naturales. Aunque su impacto parezca bajo, la introducción de especies no nativas puede alterar ecosistemas frágiles.
Toda acción debe tener como base la responsabilidad ambiental y el respeto por la biodiversidad local.
Genética, morfología y crianza selectiva en isópodos
La cría selectiva de isópodos permite obtener individuos con patrones de color, formas o características comportamentales específicas mediante la manipulación de su variabilidad genética. Este proceso requiere paciencia, observación rigurosa y un aislamiento adecuado de las líneas genéticas.
1. Aislamiento de genes espontáneos ("bichos raros")
Ocasionalmente, emergen individuos con características morfológicas o cromáticas atípicas, conocidos comúnmente como "bichos raros". Estos rasgos pueden ser causados por mutaciones genéticas deseables. Para aislar y fijar estos genes en una línea estable, se recomienda lo siguiente:
Si el individuo "A" es macho:
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Separar "A" de la colonia principal para evitar cruzas no controladas.
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Aparearlo con hembras vírgenes, idealmente de la misma generación o cría. Algunas especies (e.g., variedades azul pálido o caimán brillante) pueden almacenar esperma, por lo que deben usarse hembras sin historial reproductivo reciente.
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Retirar a las hembras tras el nacimiento de la progenie.
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Observar las generaciones subsiguientes:
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Si el gen es recesivo, puede tardar dos o más generaciones en expresarse.
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Seleccionar individuos con los rasgos deseados y continuar el proceso de cría con ellos.
Si el individuo "A" es hembra:
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Aislarla inmediatamente de la colonia original.
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Introducir machos de la misma cría o línea genética.
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Una vez preñada, retirar todos los machos para evitar cruzas posteriores.
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Continuar con la cría y seleccionar descendencia que exprese el rasgo deseado.
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Repetir el proceso durante varias generaciones para estabilizar la mutación.
2. Cría selectiva para refinar patrones o colores
Este método busca acelerar la manifestación de ciertos patrones o matices cromáticos ya existentes en una población, como por ejemplo la intensidad del blanco en la cabeza o cola de un "Panda King".
Pasos para una cría selectiva exitosa:
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Seleccionar los ejemplares más cercanos al patrón deseado.
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Aislar estos individuos de la colonia original.
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Confirmar la presencia de machos y hembras fértiles (se recomienda mantener múltiples parejas).
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Observar la descendencia:
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Si se observan mejoras, continuar con los ejemplares mejorados.
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Si no hay avances, continuar el ciclo hasta que emerjan mejoras visibles.
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Descartar o eliminar los individuos que no expresen los rasgos deseados o presenten regresión morfológica.
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Repetir el proceso durante múltiples generaciones, perfeccionando gradualmente los rasgos objetivo.
Consideraciones éticas y técnicas
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Mantener siempre registros detallados de cruzamientos y fenotipos observados.
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Asegurar el bienestar animal, evitando consanguinidad extrema o condiciones de cría inadecuadas.
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Las líneas estabilizadas deben mantenerse aisladas para evitar contaminación genética.